jueves, 18 de agosto de 2011

Responsabilidad Social, Ética o Maquillaje, analizando los hechos...

A través de los años y como consecuencia de la expansión de los sistemas basados en el libre mercado, se han ido poniendo de moda ciertos conceptos que definen los modelos de gestión que asumirán las empresas, y en base a los cuales se aplicarán los estándares y normas internacionales.  Es así como durante las últimas décadas hemos transitado por modelos de "Calidad Total", estandarizados y evaluados en base a las Normas ISO 9000, modelos de "Desarrollo Sustentable" estandarizados y evaluados en base a las normas ISO 14.000 de gestión ambiental, y hoy en día, hablamos de modelos basados en la "Responsabilidad Social Corporativa", que han dado nacimiento a la norma ISO 26.000.

De todos estos modelos, sin duda este último, que denominaré simplemente como Responsabilidad Social y que abreviaré por su sigla como RS, es el más difícil de implementar y también, a pesar de la existencia de la Norma ISO 26.000, el más difícil de parametrizar y evaluar.

Con seguridad más de alguien me podría decir que estoy equivocada, que para eso existen los informes basados en el modelo GRI, AA1000, etc., que la relación con la comunidad, que los stakeholders, que si la RS es o no es filantropía, y un sinfin de cosas más, por cierto muy atendibles, pero más allá de la "implementación técnica", no debemos olvidar que la mayor dificultad para implementar un modelo de RS es que este se basa principalmente en la ética, y que con seguridad, día a día los ejecutivos encargados de velar por los intereses de los inversionistas, y también los trabajadores de las organizaciones, se ven enfrentados a decisiones en donde la ética juega un papel fundamental.

Debo aclarar que cuando hablo de ética no pretendo entrar en definiciones o discusiones filosóficas sobre qué es en verdad la ética, sino más bien, me refiero a ella como aquel conjunto de valores y principios que nos llevan a actuar correctamente, a ser justos, a buscar la equidad, a ser generosos y solidarios, en fin, aquellos principios que nos hacen ser buenas personas. ¿Cómo podemos entonces cuantificar o estandarizar la ética de las organizaciones si sus actuaciones dependen de la ética de las personas?.

Actualmente existen muchas organizaciones que se encuentran haciendo grandes esfuerzos por implementar un modelo de RSC, que han invertido grandes recursos en la creación de Departamentos de Responsabilidad Social, que han contratado profesionales y asesorías para confeccionar sus informes de Responsabilidad Social Corporativa, pero cabe preguntarse, ¿logran estos esfuerzos convertirse en cambios de actitud reales o se quedan simplemente en prácticas de maquillaje corporativo enmarcadas en políticas de marketing estratégico?.  Sin duda, muchos de los esfuerzos son sinceros, pero ¿Cual es la receta para compatibilizar la RS con la rentabilidad de un negocio?.

Para muestra un botón, y sin ánimo de hacer leña del árbol caído, La Polar, entre las páginas 37 y 39 de su Memoria Anual 2010 (Ver Memoria Anual 2010 de La Polar), enumera y describe sus acciones y políticas de RSC, sin embargo, este año ha quedado en evidencia que sus acciones en nada se condicen con lo expuesto en esas páginas, sobre todo en lo que respecta a su compromiso con la comunidad, entonces cabe preguntarse, ¿cuál es el límite entre la rentabilidad y la avaricia? ¿Es ético esquilmar a un segmento de la población para el cual están vedadas las opciones que ofrece la banca y usarlo como excusa para justificar su accionar?.

La Polar es solo un caso, pero, ¿qué hay de las empresas de servicios financieros que cobran intereses usureros y que además trabajan con empresas de cobranzas que agregan gastos estratosféricos a la cuenta ya abultada de los deudores?, ¿Es ético que una empresa utilice DICOM para decidir si contrata o no a una persona?, ¿Es ético ofrecer productos y/o servicios a la gente casi sin barreras de entrada, pero que ante la disconformidad o incumplimiento por parte de la empresa, existan innumerables barreras de salida?.  Ejemplos como estos hay muchos, pero también existen empresas que utilizan su posición privilegiada en el mercado para ejercer prácticas monopólicas, y peor aún, grandes empresas que utilizan el Lobby Financiero para obtener permisos y beneficios en detrimento de ciertos sectores de la población o del medio ambiente.  Otro aspecto preocupante es la disociación que estas entidades hacen entre lo "ético" y lo "legal", argumentando que ciertas prácticas que a todas luces no son éticas, se enmarcan dentro de la "legalidad" jurídica, y que por lo tanto, son aceptables.


Les aseguro que muchas de estas empresas se encuentran implementando políticas de RS, y peor aún, ni siquiera están conscientes de las grandes contradicciones que viven día a día.  Es más, muchas de estas empresas antes de emprender alguna acción de RS se preguntan ¿qué ganamos con llevar a cabo determinada acción? desvirtuando de partida la buena intención inicial.

Sin embargo, no debemos desconocer que son muchos los casos de empresas que si hacen esfuerzos reales por implementar y asumir los cambios internos esenciales que implica la implementación de un modelo de RSC, y que van por la senda correcta, sin embargo, queda aún mucho trabajo por realizar pues esta no es una tarea de corto plazo, sino un proceso continuo y permanente en el tiempo, en el que juega un rol importante la educación, la transparentación de normas y procedimientos, y sobre todo, la creencia de que es posible hacer lo correcto y ser rentable al mismo tiempo.


Es así como a través de este Blog trataré de entregar algunos lineamientos generales que permitirán comprender la realidad y los alcances de los modelos de RSC, pues tal como lo mencioné en el párrafo anterior, creo que la base para hacer de la RS una realidad consiste en Creer, Educar y Transparentar.


Saludos,






Karin Padilla Maldonado